Su historia conocida se remonta al 12000 A.C donde unos arqueólogos encuentran en Taiwán restos de alfarería con fibra de cáñamo a modo de decoración. Observamos en la foto la fibra de cáñamo que se encuentra en el tallo de la planta.
Primeros escritos sobre medicina, los primeros registros se remontan al año 2700 A.C el emperador Sheng Nong , conocido apasionado herborista y unos de los padres fundadores de la medicina china y de la agricultura prescribió la resina de cannabis para la “debilidad femenina”, gota, reuma, malaria, estreñimiento y fatiga. Merece destacar que Sheng Nong probó infinidad de plantas entre ellas la Efhedra y el Gingko biloba.
En el hinduismo es usada como planta sagrada y utilizada en ceremonias de gran importancia para el dios Shiva, se presenta en tres formas, el Bhang una preparación de hojas usadas en bebidas que toman los devotos de Shiva antes de visitar los templos, también la gañya (botones florales) y el Charas que es la resina pura. Estas dos últimas se fumaban en un Chillium o pipa recta.
Es utilizado de forma medicinal en la medicina ayurveda como tratamiento de múltiples enfermedades.
En Occidente es mencionado por herodoto en el siglo V A.D. Los médicos Discorides y Galeno lo mencionan como planta medicinal.
Cannabis en Europa
El Doctor Sir William Brooke O’Shaughnessy es considerado el pionero de la marihuana medicinal en Occidente. Gracias a sus hallazgos y registros, el cannabis, como remedio medicinal, fue reconocido en Europa y América hasta que la prohibición comenzó a aplicarse.
O´Shaughnessy nació en Limerick, Irlanda en 1809, y hace más de 150 años ya sabía lo que actualmente la ciencia ha comprobado: la marihuana ayuda a reducir las convulsiones epilépticas y funciona como analgésico para aliviar los síntomas de ciertas enfermedades. En sus propias palabras, el cannabis “le quitaba los horrores a la enfermedad”. Estudió medicina en Trinity, Dublín, y después entró a la Universidad de Edimburgo, lo cual fue un logro, considerando que la escuela de medicina escocesa era catalogada como la mejor del mundo y fue aceptado cuando apenas tenía 18 años. En 1833, a la edad de 24 años, O’Shaughnessy comenzó a trabajar en la East India Company, en Calcuta, India, como cirujano asistente. Fue allí donde comenzó su interés en la cultura india y sus plantas nativas. En India, O’Shaughnessy tuvo sus primeros contactos con los efectos terapéuticos del cannabis a partir de sus interacciones con los pueblos autóctonos. La marihuana y otras plantas se usaban con fines medicinales y recreativos en la región, desde hacía miles de años. Con la finalidad de sincronizar las afirmaciones de los lugareños sobre el cannabis con la ciencia occidental, O’Shaughnessy realizó una serie de experimentos. Comenzó su investigación en animales como ratones, conejos y ratas para determinar si el cannabis era seguro. Una vez comprobado este hecho, hizo pruebas en humanos, adultos y niños. Expuso estudios de pacientes que sufrían enfermedades como cólera, reumatismo, hidrofobia, tétanos, rabia y hasta el caso de un bebé de 40 días que padecía convulsiones.
O’Shaughnessy reveló que tuvo un éxito limitado en el tratamiento del reumatismo, pero que el cannabis alivió notablemente el dolor. Asimismo, manifestó que la hidrofobia o el cólera no podían curarse con cannabis, pero que sus efectos calmaban sus síntomas, por lo cual resultaba beneficioso como parte del tratamiento de estas enfermedades. No obstante, donde O’Shaughnessy sí tuvo éxito, fue al calmar los espasmos musculares asociados con afecciones como el tétanos y la rabia. Esto es de especial interés, pues sabemos que muchos pacientes modernos de cannabis medicinal usan la hierba para aliviar la espasticidad (espasmos y rigidez) asociados con enfermedades como la esclerosis múltiple, la distonía y enfermedades de las neuronas motoras.
En cuanto al paciente con rabia tratado por O’Shaughnessy, tristemente murió por la enfermedad. Sin embargo, el doctor irlandés afirmó que el cannabis ayudó a aliviar su sufrimiento:
“La terrible enfermedad fue despojada de sus horrores. Si no es menos fatal que antes, se redujo a menos de la escala de sufrimiento que precede a la muerte de la mayoría de las enfermedades comunes”.
Por otra parte, O’Shaughnessy también pudo detener las convulsiones del bebé de 40 días de nacido. Esto llevó a O’Shaughnessy a declarar que “la profesión ha ganado un remedio anticonvulsivo de gran valor”.
O’Shaughnessy también registró sus hallazgos en una publicación llamada Sobre los preparativos del cáñamo indio, o gunjah (Cannabis Indica), sus efectos sobre el sistema animal en la salud y su utilidad en el tratamiento del tétanos 6 y otros trastornos convulsivos.
Como dato curioso, el médico de la Reina Victoria a partir de estos contundentes hallazgos comienza a tratarla con tintura de cannabis para aliviar sus dolores menstruales.
No solamente hay registros de uso medicinal, también como fibra y celulosa hay muy importantes y conocidos hechos.
En el siglo I se inventa el papel de cáñamo en China. Donde fue secreto de estado, no es hasta el siglo XV, que esta técnica llega a Europa y es gracias a ella que se produce la revolución Gutenberg con la creación de la imprenta.
Sabemos que el cáñamo fue introducido a América por Cristóbal Colon, tanto las velas de La Niña, La Pinta y La Santa María eran de cáñamo, así como las cuerdas que se usaban, también introdujeron semillas.
Influyo tanto el cáñamo en el nuevo mundo, que la constitución de los EEUU se escribió en papel de cáñamo y en 1611 se dictó un decreto donde se obligaba a plantar cáñamo a los residentes llegados al estado de Virginia, tanto Washington como Jefferson, plantaban cáñamo.
Como vemos, los registros, los usos están debidamente registrados y el cáñamo ha ido de la mano con el desarrollo del ser humano, tanto para uso medicinal, sagrado, recreativo e industrial.
Es de destacar que una plantación de cáñamo se cosecha cada año y se obtienen a la vez, fibras, aceite de semillas y celulosa, lo que podría incluso evitar la deforestación, además de ser más suave y resistente que otras fibras.
Todos estos estudios y usos demostrados que van desde el uso medicinal, hasta la vestimenta, papel, usos religiosos, se vieron detenidos con mucha mala intención por parte de las políticas prohibicionistas en los años 30 en Estados Unidos. La emergente industria petroquímica con compañías como DuPont a la cabeza, elites de poder que a su vez eran dueñas de medios de comunicación, hicieron una campaña de miedo, con un claro tinte racista principalmente hacia los mexicanos.